Alsina sobre la OPA de BBVA: "Hubo Maracanazo y fue en el vestuario del Sabadell donde se recibió con mayor sorpresa"
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La escribió Eduardo Galeano. Y es de fútbol. Dice así: 'Los moribundos demoraron su muerte y los bebés apresuraron su nacimiento. Río de Janeiro, 1950, estadio de Maracaná. La noche anterior, nadie podía dormir. La mañana siguiente, nadie quería despertar'.
Fin.
Galeano era uruguayo y futbolero. Y en Maracaná, 1950, Uruguay le ganó a Brasil. Contra pronóstico. El sueño de la victoria (uruguaya) y la amargura de la derrota (brasileña). A Isaías Ambrosio, albañil que había trabajado en la construcción del estadio, le regalaron una entrada para asistir a aquella final.
Cuando pasaban treinta y cuatro minutos de las cuatro de la tarde enmudeció, con el resto de la multitud, al encajar Brasil el segundo gol, letal, definitivo. Once minutos después terminó todo. La multitud permaneció inmóvil en las gradas. Silente e inmóvil. Cada atardecer de los días, y los meses, y los años siguientes, Isaías Ambrosio seguiría estando allí, agarrando a un micrófono invisible y emulando al narrador radiofónico que cantaba, y lloraba, el gol que enterró su ilusión y lo dejó clavado.
Hoy Carlos Torres, presidente del BBVA, es Isaías Ambrosio. Sentado ante la fría grada del estadio que ya quedó vacío y reviviendo la hora en que la Comisión Nacional del Mercado de Valores comunicó, anoche que el marcador definitivo de la OPA era un 3-1.
Tres de cada cuatro accionistas del Sabadell declinaron la oferta del BBVA y sólo uno de cada cuatro la dio por buena. O en los términos porcentuales en que ha quedado escrito el desenlace de esta historia, 25,3% del capital a favor de ser adquiridos, resto a favor de quedarse como están.
Virgencita, virgencita. Las quinielas, en las horas previas, apostaban porque se alcanzaría más del 30% del capital, aun sin llegar al cincuenta, y que eso traería consigo la prórroga y los penalties. Otra oferta mejorada y al precio equitativo que fijara el regulador. Pero hubo Maracanazo y fue en el vestuario del Sabadell donde se recibió con mayor sorpresa. Una cosa es lo que se dice en público y otra lo que se teme en privado. Y en privado, los ejecutivos del Sabadell ya estaban en el escenario del 30% y la segunda OPA. Si 'la noche anterior nadie podía dormir, esta mañana siguiente lo que no quieren es despertar'.
Hubo Maracanazo y fue en el vestuario del Sabadell donde se recibió con mayor sorpresa
A diferencia de Brasil, 1950, el BBVA no ha perdido en casa sino a domicilio. Quien jugó en casa el mayor tiempo de la Opa fue el Sabadell. En casa porque tuvo detrás al gobierno de España, al gobierno autonómico de Cataluña, a los partidos políticos catalanes, a las patronales y a los sindicatos.
Con el Partido Popular de perfil y con el PNV menos activo de lo que el BBVA habría deseado. El poder político no fue neutral, sino casero. Los órganos reguladores, por el contrario, han estado en su sitio, que es el de hacer cumplir el reglamento sin decantarse. Hubo decisiones que gustaron más al opado que al opante y las hubo al revés. Ninguna que pudiera cuestionar la limpieza del resultado.
Ahora que el árbitro pitó el final del partido y el equipo atacante se volvió para casa, lo que queda es la digestión, difícil, en el consejo de administración del BBVA. La primera vez que estuvo en este programa Carlos Torres, el presidente del banco, la entrevista empezó con esta pregunta y esta respuesta.
Han pasado cinco meses y una derrota. El tiempo, y los accionistas, dirán si la respuesta sigue siendo válida. Para los accionistas anunció anoche mismo el BBVA que retoma de inmediato su plan de retribución y que en veinte días repartirá el mayor dividendo a cuenta de su historia.
Es la propiedad de la compañía, representada en el Consejo y en la Junta General, quien decide ahora si encaja el revés y mantiene a sus gestores. Es decir, si le dice a sus directivos, como Valdano a los jugadores del Madrid cuando perdieron con el Sporting: 'Cuando se juega como ustedes jugaron, hay permiso para perder'.
Ni un día sin elegir bando en España
En España, ni un día sin elegir bando. Ayer tocaba alinearse con el estupor de un juez de instrucción o alinearse contra él por meterse donde no le llaman. Leopoldo Puente, juez del Supremo, mantuvo en libertad a José Luis Ábalos el miércoles y, a la vez, animó a reflexionar sobre la paradoja que, en su opinión, representa que un ciudadano investigado por hechos delictivos muy graves y sometido, por ello, a medidas cautelares (o sea, Ábalos) permanezca en plenitud de funciones como diputado cuando los delitos por los que está investigado son de corrupción política, es decir, abuso de poder en su función pública.
Ayer les dije que el estupor que manifiesta el juez está, seguramente, muy extendido pero que no forma parte de sus funciones investigadoras ni pronunciarse al respecto ni añadir esto de que no va a ser él quien lo encarcele solo para que se den las condiciones que llevarían al Congreso a suspenderle de sus funciones.
A Patxi López le han molestado tantísimo los dos párrafos que ha escrito el juez que ha vuelto a evidenciar su costumbre de opinar primero y enterarse después. O ni enterarse. El propio juez dice en su auto: 'No es competencia mía modificar las normas, solo los representantes del pueblo soberano tienen la facultad de hacerlo. Solo planteo una reflexión'.
Pero al delegado de Sánchez en el grupo parlamentario lo de que le hagan reflexionar le incomoda. De modo que ayer hizo un batiburrillo con el auto, los casos de la esposa y el hermano del presidente, la amnistía y las convocatorias de las asociaciones judiciales y le salió esto.
A Patxi el único que le puede decir cada día lo que él tiene que hacer, y que decir, y que opinar, es el presidente. Cuánta indignación, madre mía. Y por supuesto, sin tomar postura sobre la cuestión de fondo, que es si debe asumirse como normal que un diputado investigado por corrupción debe mantener plenas sus funciones. Si López hubiera estado más listo habría dicho lo que el ministro Óscar Puente aquí. Que el PSOE ya intentó que dejara de ser diputado.
Porque, tan indignado como dice estar el PSOE por la sugerencia del juez, pasa por alto que fue el PSOE quien defendió hace año y medio que Ábalos debía dejar de ser diputado no por estar investigado en el Supremo, que aún no lo estaba, sino simplemente por haber dado alas al tal Koldo.
Fue el PSOE quien defendió hace año y medio que Ábalos debía dejar de ser diputado simplemente por haber dado alas al tal Koldo
Hoy el PSOE ya no quiere acordarse, pero cuando repudió a José Luis Ábalos y le exigió que asumiera responsabilidades políticas Ábalos ni siquiera estaba señalado en la investigación judicial, mucho menos imputado. No fue por eso por lo que se le instó a quitarse de en medio. Fue por haber nombrado y dejado hacer a Koldo.
Lo que pasa es que luego fue imputado Ábalos, y fue imputado Santos Cerdán, y el PSOE tuvo que borrar su doctrina sobre la asunción de responsabilidades por nombrar a manzanas podridas porque, entonces, quien tendría que apartarse es Pedro Sánchez.
Puente calienta los ánimos de los asturianos
El ministro Puente se ha convertido en revulsivo de la manifestación que llenará hoy la plaza de La Escandalera de Oviedo. Asturias en pie de guerra para exigirle al Gobierno que aproveche el dictamen de la Comisión Europea sobre el peaje del Huerna y libere del pago a transportistas y automovilistas. Digo Asturias en pie de guerra porque la manifestación la secundan todos los partidos políticos, la patronal, los sindicatos, una lista larga de organizaciones sociales y el mismísimo gobierno (socialista) asturiano. Todos a una.
Mucho caso a este asunto no le hacen ni los dirigentes nacionales ni comentaristas que luego lamentan que solo se hable de lo que pasa dentro de la M-30 madrileña y no de la periferia. Digo yo que periferia no es solo Cataluña o el País Vasco, también es Asturias. Y ocurre que manifestaciones como esta, transversal (como se dice ahora), solo acostumbran a ser posibles en territorios que se siente poco tenidos en cuenta (León, acuérdese, por ejemplo).
Al ministro Puente le pregunté ayer por este asunto y dijo tres cosas: que el Gobierno no va a cambiar de criterio, que él no es quien decide a qué se destina el dinero y… que los políticos asturianos se equivocan al darle tanta importancia a este tema. Los políticos asturianos, y no solo ellos, empezando por Adrián Barbón que es el socialista que preside el Principado, se han propuesto demostrarle esta tarde a Óscar Puente que quien se equivoca es él.